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La alimentación es un aspecto fundamental en el desarrollo de los niños, tanto en su aspecto físico como emocional y cognitivo. Es importante prestar especial atención a la hora de comer, para poder aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece para el crecimiento y la educación de los pequeños de la casa.

Comer en familia es una actividad que puede tener grandes beneficios para el desarrollo emocional de los niños. Cuando se comparte la mesa con la familia, los niños tienen la oportunidad de establecer una conexión emocional y un vínculo afectivo con sus padres y hermanos. Además, las comidas en familia pueden convertirse en un momento de diálogo y comunicación, en el que se puede hablar de las experiencias del día para compartir historias y vivencias.
Además de los aspectos emocionales, la hora de comer también es fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños. Durante la infancia, el cerebro está en pleno proceso de desarrollo, por lo que es fundamental proporcionarle los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento. Los padres deben fomentar una alimentación saludable y equilibrada, que contenga una variedad de nutrientes esenciales. Asimismo, deben enseñar a sus hijos buenos hábitos alimentarios, como comer despacio y masticar bien los alimentos.
Por otro lado, es importante que los padres presten atención a las necesidades individuales de cada niño. Cada niño tiene unas necesidades nutricionales distintas, por lo que es importante adaptar la alimentación a cada caso. Asimismo, es importante tener en cuenta las alergias alimentarias y las intolerancias de cada niño, para evitar posibles reacciones adversas.

Otro aspecto importante es el ambiente en el que se come. Es importante evitar distracciones, como la televisión o el teléfono móvil, para poder centrarse en la comida y en la conexión emocional con los demás. Además, es recomendable que los niños se sienten a la mesa con la familia, para fomentar su integración y su sensación de pertenencia. Los niños aprenden inicialmente por imitación, es por ello que resulta primordial enseñar con el ejemplo.
El espacio de la mesa brinda estructura y organización, permite que los niños aprendan a organizar sus espacios mientras ven cómo los adultos lo hacen; de la misma forma con la organización del tiempo donde se requiere cierta planificación y planeación. Al tener una hora establecida para comer, se crea una rutina que puede ayudar a organizar el tiempo y las actividades. Los hábitos a la hora de comer fomentan a su vez la capacidad del aprendizaje procedimental, seguir pasos y cómo uno a uno van contribuyendo al logro del otro.
La hora de comer también es un momento importante para fomentar la educación en valores. Los padres pueden enseñar a sus hijos el valor de la gratitud y la importancia de dar las gracias por la comida que tienen en la mesa. Asimismo, pueden enseñarles a compartir, a esperar su turno y a ser respetuosos con los demás. Todo esto contribuirá a formar niños más educados y responsables.

Finalmente, la hora de comer también puede ser una oportunidad para fomentar el juego y la creatividad. Los padres pueden aprovechar este momento para jugar con sus hijos y hacerles partícipes en la preparación de la comida. Los niños pueden ayudar a elegir los alimentos, a mezclar los ingredientes o a poner la mesa. Para Montessori, es fundamental que los niños participen activamente en la preparación y presentación de los alimentos.

De esta manera, se les brinda la oportunidad de aprender sobre la comida, sus características, sus propiedades nutricionales y su origen, así como de desarrollar habilidades prácticas como pelar, cortar o mezclar ingredientes (habilidades que también influyen el desarrollo de la motricidad fina). Además, al participar en la preparación de la comida, los niños adquieren una mayor comprensión y respeto por el trabajo que hay detrás de la elaboración de los alimentos. Esto no solo fomentará su creatividad y curiosidad, sino que también les ayudará a desarrollar su autonomía y su capacidad de tomar decisiones.
En resumen, la hora de comer es un momento fundamental para el desarrollo emocional, cognitivo y físico de los niños. Los padres deben fomentar una alimentación saludable y equilibrada, enseñar buenos hábitos alimentarios, crear un ambiente tranquilo y sin distracciones y prestar atención a las necesidades individuales de cada niño. Además, deben aprovechar este momento para fomentar la conexión emocional y la comunicación con sus hijos, así como la educación en valores, la creatividad, la organización y la autonomía.

Todo esto contribuirá a formar niños felices, saludables y responsables, preparados para enfrentar los desafíos del futuro. Por lo tanto, es importante dedicar tiempo y atención a la hora de comer en familia, como una actividad esencial para el bienestar y el desarrollo de los niños.